A mi ver bichos
en su entorno natural me pone, qué queréis que os diga. Por gustar, me gustan
hasta los vídeos de gatos. Eso sí, prefiero observar a un escarabajo pelotero
feliz sobre su bosta de elefante, que a un tigre en una jaula dando vueltas
sobre sí mismo. El turismo de naturaleza, además, y siempre que se realice de
forma respetuosa con el entorno, contribuye a la educación y al desarrollo de
una conciencia medioambiental (aparcamos el tema del turismo sostenible de
momento, para no andarnos por las ramas).
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Tadoussac: donde hasta el cementerio es coqueto |
Dentro de este
tipo de turismo, el avistamiento de cetáceos y tiburones es una de las
actividades más emocionantes y atractivas que existen. Y les garantizo que,
después de la experiencia, el exotismo de la sopa de aleta de tiburón ya no les
parecerá tal, sino más bien ignorancia y falta de escrúpulos.
Existe un pequeño
pueblecito al norte de Québec, en el fiordo de Saguenay (que desemboca en el
estuario del San Lorenzo), que resulta ser uno de los mejores lugares del mundo
para el avistamiento de ballenas. Todo en Tadoussac
(Québec, Canadá) parece pertenecer a
otro tiempo, desde su emblemático Hotel New Hampshire, estilo Belle Époque,
pasando por las idílicas casitas con su sempiterna valla blanca, hasta el coqueto
cementerio (¿en serio he calificado un cementerio de “coqueto”? Nunca pensé que
uniría esas dos palabras en una misma frase). El pueblo tiene un carácter
eminentemente turístico, y aunque este detalle podría, en teoría, causar cierto
rechazo al viajero en busca de lo auténtico, en Tadoussac esto no sucede.
Existe un equilibrio, un amable entendimiento entre el visitante y el visitado.
Existen
diferentes empresas que realizan excursiones para avistar ballenas, pero la
diferencia estriba, en mi opinión, en el tipo de embarcación. Las enormes
barcazas que, a bocinazo limpio y quemando combustible a mansalva, persiguen a
las ballenas, cargadas de turistas hasta la bandera (las barcazas, no las
ballenas) tienen menos encanto que una noche de bodas en un motel de carretera.
En cambio, las lanchas motoras, para un máximo de 8 personas, permiten vivir
una experiencia más exclusiva y emocionante. Los cetáceos que se suelen ver en
Tadoussac son la ballena jorobada, la beluga y la ballena enana. Incluso a
veces, con suerte, se puede avistar alguna ballena azul. La temporada de
ballenas va de mayo a octubre. Nosotros tuvimos la suerte de ver la ballena
jorobada y la ballena enana (que no jorobada y enana, ya sería demasiada
desgracia para una sola criatura). Por cierto, como veis en la foto, la ballena
enana no se corta un pelo al acercarse.
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Turistas siendo avistados por ballena enana |
Otro de esos
lugares increíbles es Gansbaai (Western
Cape, Sudáfrica). En este caso el pueblillo es poco más que una
calle-carretera y un par de urbanizaciones. Nada que comentar a este respecto.
La cuestión es que, a pocos km. de la costa, surgen un par de islotes
infestados de focas (infestados, sí, no hay un cm2 sin una foca encima, y no
solo eso, sino todo el ruido que meten y cómo huelen…). Y qué tendrán que ver
las focas en este artículo, me diréis: pues mucho, ya que es uno de los
alimentos preferidos del tiburón blanco, y el canal natural que separa ambos
islotes se ha convertido en lo que los lugareños llaman “el drive-thru para
tiburones”.
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Tiburón blanco: una sonrisa para la cámara |
El primer gran
impacto tiene lugar en el puerto, cuando observamos las embarcaciones varadas
con sus jaulas vacías de acero reforzado, esperando a llenarse de turistas
sedientos de emoción. No se quedarán insatisfechos. La experiencia de
sumergirse entre tiburones, de ver cómo se desencaja la mandíbula del escualo al
prepararse para morder, el olor del cebo, los “ohmygod-ohmygod-ohmygod” de la
turista británica de al lado… no tiene desperdicio. Al contrario de lo que
pueda parecer, la actividad es apta para casi todo tipo de públicos, ya que las
jaulas no llegan a sumergirse por completo – la cabeza de los participantes
queda fuera del agua – y por tanto no es necesario saber nadar o bucear. Otro
tema es la fortaleza coronaria de cada cual y el riesgo de jamacuco inminente.
Podríamos hablar
también del Golfo de México, de la
zona de Vancouver, o de nuestras islas Canarias – sí, sí, ahí mismo,
donde quieren realizar las prospecciones petrolíferas… - pero lo dejaremos para
otra ocasión, no vaya a aguarnos el buen rollo de este post. Espero haberos
puesto los dientes largos (nunca mejor dicho), yo estoy ya rumiando el próximo
artículo. Que tengáis un buen día.
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