lunes, 29 de octubre de 2012

El Hierro: en los confines del mundo conocido


Cuando nos hablan de “destinos exóticos” nuestra mente visualiza automáticamente cocos y faldas de paja, ¿verdad?. No os asustéis, nos pasa a todos. No hay nada de lo que avergonzarse. Es el resultado de las muchas tardes de domingo viendo a Marlon Brando en Rebelión a bordo o a Burt Lancaster en Su Majestad de los Mares del Sur.

Mirador de los Bascos

El concepto de “exótico” se ha convertido en algo relativo hoy día: en Internet hay fotos absolutamente de todo, de cada roca, callejón, islote o cala del mundo. He oído incluso que el Área 51 se puede ver con Google Earth. ¿Cómo demonios voy yo a sorprenderos? Espero que valoréis el esfuerzo de esta humilde bloggera…

Hace cosa de un año saltó a primera plana de todo el mundo una diminuta isla en mitad del Atlántico que escupía fuego. Se llama El Hierro. Vale sí, todos más o menos la ubicábamos en las islas Canarias, pero de ahí a conocer su posición exacta respecto del resto de las islas o, vamos a ser sinceros, de poder aportar cualquier tipo de dato sobre la misma (y con cualquiera quiero decir cualquiera: capital, puntos de interés turístico, algún detalle histórico, venga, van 5€ a quien me diga cómo se llaman los naturales de El Hierro) hay un importante trecho que cruzar.

Faro de la Orchilla
Hotel en Frontera
El Hierro es la isla más pequeña de las Canarias, y tal vez la más aislada. El turismo llega en dosis pequeñas, no hay grandes complejos hoteleros y su diminuto aeropuerto sólo recibe vuelos interinsulares. Es, por sus propias características, un destino opuesto al turismo de masas, un lugar para disfrutar tranquilamente, donde el visitante puede sentirse viajero y no turista. De esos sitios por los que muchos estarían dispuestos a cruzar el mundo, y sin embargo está aquí, en nuestro país.
Son apenas 270 km2, pero se alcanza un desnivel máximo de 1500 m. Esto se traduce en un paisaje muy abrupto, carreteras con muchas curvas y cambios de temperatura y de paisaje constantes. Es la isla más joven, así que su relieve ha sufrido aún poco desgaste, y por ello nos encontramos con paisajes extremos, muy diferentes y de gran dramatismo visual: el malpaís (un tipo de paisaje formado por roca volcánica sobre un medio árido), la laurisilva, el fértil valle de El Golfo, las sabinas dobladas por el viento, los bosques de pino canario… por otro lado, la isla cuenta con una amplia red de senderos bien señalizados que permiten descubrir estos lugares caminando, aunque a la mayoría ellos se puede llegar también en coche. Además del senderismo, la otra gran actividad en El Hierro es el buceo. La zona sur de La Restinga es muy conocida a este respecto, y aunque la erupción de 2011 dañó sus fondos marinos, éstos poco a poco se han ido recuperando, y además se ha añadido el atractivo del fenómeno volcánico.

Las Llanías
Sabina doblada por el viento
La historia de la también llamada “Isla del Meridiano”, límite del mundo conocido hasta el descubrimiento de América, está plagada de detalles curiosos que a los peninsulares nos sorprenden. El Hierro sirvió, por ejemplo, como lugar de exilio y cárcel para diversos políticos y personas de ideas liberales en el s. XIX. Al más puro estilo Alcatraz, los límites de esta prisión los ponía la propia naturaleza, y los herreños (ahora ya sabéis cómo se llaman los de El Hierro) tenían como tarea vigilar a estos exiliados, aunque también decidieron en alguna ocasión mirar hacia otro lado. Así, tras la condena a muerte del doctor Leandro Pérez, quien al haber sido exiliado a la isla se había convertido en el primer médico de El Hierro y en un personaje muy querido, los lugareños le ayudaron a escapar a las Américas. Otro aspecto asombroso es la tardía llegada de la luz eléctrica a la isla, allá por los años 70. Un poco más, y se pierden Barrio Sésamo. Pero hay que decir que en este sentido se han puesto al día, con un innovador proyecto hidroeólico (jesús, qué “palabro”, y eso que me había propuesto no ponerme redicha con tecnicismos) que combina la fuerza del agua y del viento para que la isla se autoabastezca de electricidad (más información en www.goronadelviento.es).

Ecomuseo de Guinea
Espero que este post os haya hecho replantearos ese concepto de “exótico”, de la misma forma en que El Hierro lo consiguió conmigo: y es que lo exótico no siempre va ligado a cruzar una frontera o tomar un vuelo de larga distancia, por eso es importante abrir bien los ojos cuando miramos a nuestro alrededor, para no perdernos ningún detalle.

Herreño de pura cepa





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